También las estrellas tienen su ciclo vital. Las ligeras, como el Sol, terminan sus vidas expulsando la mayor parte de la masa en un viento estelar intenso que termina por conformar bellas y efímeras nubes coloreadas a su alrededor, las nebulosas planetarias. Los astros moribundos enriquecen de este modo el medio interestelar con los elementos químicos que luego se integrarán en una generación nueva de estrellas, planetas y, en al menos un caso, vida. Las regiones externas de las nebulosas planetarias contienen una información muy valiosa acerca del trascendental proceso de pérdida de masa. Un equipo de investigación de Potsdam acaba de publicar un trabajo innovador en el que se descifran los detalles de esta fase de la evolución estelar. Su exploración de los halos de nebulosas planetarias ha sido posible gracias a las prestaciones excepcionales del espectrógrafo PMAS acoplado al telescopio de 3.5 m de Calar Alto…

Uno de los equipos ganadores de la edición de 2007 del concurso "Catch a Star", de ESO, han disfrutado de su premio en junio de 2008: una visita de cuatro días al Observatorio de Calar Alto brindada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicias (CSIC). Durante su estancia en las instalaciones hispano-alemanas, ubicadas en el sudeste de España, han tenido la oportunidad de aprender cómo está organizado un observatorio moderno, cómo funcionan los telescopios e instrumentos modernos y cómo se efectúan las observaciones astronómicas reales...

La Academia de Calar Alto comenzó en 2007 con el fin de ofrecer a la comunidad estudiantil de distintas universidades españolas la oportunidad de efectuar trabajos de observación astronómica profesional en el Observatorio de Calar Alto. La segunda edición de este proyecto educativo innovador ha incrementado el número de universidades partcipantes y casi ha doblado la cantidad de estudiantes que nos han visitado, en lo que constituye un paso muy significativo hacia la consolidación de esta escuela de astronomía observacional para estudiantes de licenciatura y de doctorado...
Una estrella masiva explotó en nuestra Galaxia hace más de 11 000 años. Este suceso, conocido hoy como la "supernova Cassiopeia A", se tendría que haber observado desde la Tierra alrededor del año 1680, pero al parecer casi todo el mundo se perdió el espectáculo. Un equipo científico internacional acaba de realizar un trabajo impresionante de arqueología científica: han empleado el polvo interestelar como una especie de espejo retrovisor que les ha permitido captar noticias del pasado. Parte de la luz emitida en aquella antigua explosión se refleja en nubes pulverulentas situadas a cierta distancia de la estrella difunta, y han recogido y analizado ese reflejo. La astronomía moderna asiste de este modo al espectáculo cataclísmico que nuestros antepasados pasaron por alto, por algún motivo, en el siglo XVII. Calar Alto ha contribuido a este hallazgo con su personal, telescopios e instrumentos...
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